“Fe e Historia en Chile de la Virgen del Carmen”, se denominó la charla organizada por la Pastoral USS con motivo del 16 de julio, día en que se celebra y honra a la patrona de Chile.
Madre de Chile, Reina del Tamarugal o Carmelita son algunos de los nombres que ha adquirido la Virgen del Carmen en la tradición católica chilena.
Myriam Duchens, académica del Instituto de Historia de la Universidad San Sebastián explicó que el origen de este culto se remonta al siglo IX A.C, “cuando el profeta Elías en medio de una sequía subió a la cima de esta montaña para rogar a Dios que trajera lluvias a esas tierras. Su ruego fue escuchado y llegó la lluvia a la zona”.
En la Edad Media, entre los siglos XII y XIII, esta lectura del Antiguo Testamento fue reinterpretada como la aparición de la Virgen María en la forma de la nube blanca que trajo la lluvia, y como el manto protector para los hombres. Se instalaron en este monte unos ermitaños que practicaron la vida eremítica siendo llamados Carmelitas en alusión al lugar geográfico que ocuparon.
Entre muchos otros hitos del culto carmelitano en Chile, se recordó que la primera imagen de la Virgen del Carmen en Chile fue la que trajo un gobernador español en 1643 y en torno a ella se conformó la primera Cofradía del Carmen en la ciudad de Penco. En la actualidad la imagen se conserva en la Iglesia de los padres agustinos de Concepción.
Otro hecho histórico relatado y que fue fundamental en la historia del culto a la Virgen del Carmen en Chile sucedió durante la Independencia. En 1816, cuando se preparaba el Ejército de los Andes en Mendoza, y al llegar el momento de iniciar su camino hacia Chile, José de San Martín solicitó a sus oficiales que eligieran una advocación que los protegiera durante el cruce de la cordillera resultando electa la Virgen del Carmen.
Por su parte, María Luz Ross, camarera de la Cofradía Nacional del Carmen se refirió a la devoción popular por la Virgen María y afirmó que “lo más valioso es cómo este culto es acogido en el corazón de las personas. (…) Cuando entré a la cofradía era una joven universitaria y lo que más me llamó la atención y cautivó fue la identidad chilena o nacional de la Virgen del Carmen y fervor de las personas”.