“Lo más preocupante es el aumento de la pobreza por ingresos en las regiones, específicamente en Tarapacá, la Araucanía y Ñuble. El centralismo y la concentración de la inversión en la Región Metropolitana ya ha demostrado ser una fórmula de persistencia de la desigualdad”, señala en su columna Macarena Alegría, académica USS de Trabajo Social Advance.
El Ministerio de Desarrollo Social presentó los resultados de la encuesta Casen en pandemia, que mostraron un preocupante aumento de la pobreza en Chile, llegando al 10,8% de la población, lo que equivale a 2 millones 100 mil personas. Este estudio fue realizado entre octubre del 2020 y febrero de 2021, en plena pandemia y durante el inicio de la vacunación masiva contra el Covid-19.
El impactante incremento de la pobreza en nuestro país no es sorprendente. Ya se respiraba en el ambiente una sensación de angustia por el alza del desempleo y por las variaciones o falta de ingresos al interior de los hogares chilenos.
Según los datos levantados por el Instituto de Estudios para la Familia de la USS, entre septiembre y octubre del año pasado, existía una fuerte incertidumbre respecto al futuro de las familias y un 70% de los consultados reconoció estar preocupados sobre su subsistencia durante y después de la pandemia.
Los hallazgos de la Casen confirman que aquellas percepciones tienen un correlato efectivo en la realidad social y el aumento de la pobreza y de la pobreza extrema, en el período de pandemia. Esto debería ser un tema central no sólo en la agenda gubernamental sino también de las y los aspirantes a la Moneda.
A mi juicio, el dato más preocupante es el aumento de la pobreza por ingresos en las regiones, específicamente en Tarapacá, la Araucanía y Ñuble. El centralismo y la concentración de la inversión en la Región Metropolitana ya ha demostrado ser una fórmula de persistencia de la desigualdad.
Por eso, es necesario generar más y mejores empleos sin olvidar que la pobreza tiene múltiples dimensiones además del ingreso. Si las políticas públicas, continúan con su tendencia a ser focalizadas y no universales, este debería girar hacia las familias de regiones.
Macarena Alegría
Secretaria de Estudios.
Trabajo Social Advance
Universidad San Sebastián