El 55% de los chilenos no conoce la calidad del aire que respira

El coordinador de sostenibilidad del Centro de Políticas Públicas de la U. San Sebastián y ex superintendente del Medio Ambiente, Cristóbal de la Maza, alerta sobre la situación de calidad del aire en Chile, que amenaza la salud de millones de personas. Además, resalta la falta de acceso a la información en esta materia y propone iniciativas para enfrentar esta problemática.

La contaminación del aire es el principal problema ambiental que enfrenta Chile. Así lo indica la Encuesta Nacional del Medio Ambiente y también las cifras asociadas a sus efectos. Según cifras del Ministerio del Medio Ambiente (MMA) cada año mueren prematuramente más de 3.600 personas en el país por esta causa.

Considerando su impacto negativo es fundamental conocer cuánto sabe la población sobre este problema. Con ese propósito, el Centro de Políticas Públicas de la Facultad de Economía y Gobierno de la U. San Sebastián desarrolló el “Diagnóstico sobre la información de calidad del aire disponible en Chile”.

Cristóbal de la Maza, ex superintendente de Medio Ambiente y uno de los investigadores que participó en este estudio. El académico advierte lo preocupante de los resultados, señalando que 5 de cada 10 chilenos no conoce la calidad del aire que respira.

-¿Qué resultados reveló el análisis de la USS?

Para este diagnóstico utilizamos datos disponibles en el Sistema de Información Nacional de Calidad del Aire (SINCA) del Ministerio del Medio Ambiente (MMA). Los resultados son preocupantes. Al 2022, menos del 20% de las comunas en Chile disponían de información sobre la calidad del aire que respiran sus habitantes. Esto significa que cerca de 11 millones de chilenos en 291 comunas carecen de información al respecto, principalmente, debido a la falta de estaciones de monitoreo. Si bien, dentro de las comunas sin monitoreo existen 70 que han adoptado planes de descontaminación ambiental, hay 221, que concentran 4,5 millones de personas (23% de la población) que aún no tienen acceso a información ni cuentan con medidas preventivas suficientes.

-¿Cuál es el impacto de esta escasez de datos?

Esta carencia obstaculiza la implementación de políticas públicas que aborden esta creciente problemática ambiental, poniendo en riesgo la salud de millones de chilenos. Además de un efecto a nivel comunitario, también existen efectos individuales. Si no estamos informados no podemos tomar medidas preventivas para nuestra familia. Tampoco exigir protección ambiental, participación o recurrir a los tribunales de justicia para hacer valer otros derechos, como está consignado en el artículo 19 N°8 de la Constitución Política, que establece “el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación”.

-Este diagnóstico además permitió advertir en qué zonas existe mayor riesgo ambiental, ¿Cuáles son las más críticas?

Pudimos detectar un efecto estacional que indica mayores niveles de contaminación durante el invierno. Las macrozonas Centro Sur y Sur presentan las más altas concentraciones de material particulado fino (MP2,5). Precisamente, en esta zona un 52% de la población no cuenta con acceso a información de calidad del aire. Es necesario recalcar que el material particulado fino es un contaminante tóxico que penetra profundamente en los pulmones y va directo al flujo sanguíneo, lo que aumenta el riesgo de provocar enfermedades cardiorrespiratorias. Producto del mal uso de la leña como combustible para calefacción, identificada como la principal fuente de material particulado fino en Chile, es altamente probable que ese grupo de la población esté expuesta a niveles de contaminación elevados.

-¿Cómo se posiciona Chile en cuanto a calidad de aire en comparación con otros países de la región?

Lamentablemente tenemos estadísticas preocupantes. El reciente informe de la publicación The Lancet Countdown, sobre salud y cambio climático en América del Sur,  posiciona a Chile y Perú como los países con mayor tasa de mortalidad atribuible a la exposición a material particulado fino (MP2,5), con 230 y 176 muertes por millón de habitantes, respectivamente. En la cifra para Chile, influye que tenemos una mayor población de adultos mayores, grupo que presenta mayor riesgo.

-¿De qué manera este diagnóstico de la USS contribuye a enfrentar esta problemática?

En 2002 prácticamente no había comunas con monitoreo ambiental. Esta situación mejoró en 2012, 2014 y 2018 con un aumento de estaciones de monitoreo. No obstante, nuestra cobertura sigue siendo baja. Con este informe buscamos mostrar caminos para avanzar. El análisis lo realizamos con información satelital que estaba disponible y nos permitió tener un diagnóstico preliminar de las zonas con mayor riesgo ambiental. Eso muestra que, con datos entregados por satélites, sensores de bajo costo (gestionados por organismos públicos o redes ciudadanas) y algoritmos de inteligencia artificial de última generación, sería posible completar las brechas de información de calidad del aire que existen en Chile a un costo abordable. De esta forma se podrían solventar dos necesidades: la de saber dónde es más urgente robustecer la red integrada de monitoreo y mejorar la calidad de la información que se entrega a la población. Con iniciativas como esta la USS está dando respuestas en la dirección correcta, pero se necesita un esfuerzo conjunto de la sociedad y el Estado en su conjunto para abordar con éxito la crisis ambiental.

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