El Dr. Carlos Flores, investigador de la Facultad de Medicina y Ciencia y del Centro de Estudios Científicos (CECs) de Valdivia, ha centrado su trabajo en la relación entre la biota intestinal y la función de otros órganos del cuerpo, particularmente el sistema respiratorio.
La microbiota intestinal ha sido objeto de creciente interés en los últimos años debido a su impacto en la salud humana, y el Dr. Flores busca comprender cómo las células epiteliales, que recubren los intestinos y las vías aéreas, desempeñan un papel crucial en la interacción entre nuestro organismo y el entorno externo. “Son la primera barrera que nos separa del ambiente. Estas estructuras celulares conviven con el ambiente y por lo tanto tienen que comunicarse y dejar permear cosas que son beneficiosas y detener las que no”, explica el Dr. Flores.
Su investigación se ha centrado en las células epiteliales de las vías respiratorias, y aquí el COVID-19 ha tenido un impacto significativo al impulsar avances en técnicas de secuenciación del material genético (RNA) de células individuales por separado: “esto permite crear mapas detallados de tipos celulares y comprender cómo cambian en diferentes estados de salud y enfermedad”.
Una de las principales preguntas de investigación del Dr. Flores es cómo la función intestinal es capaz de repercutir en la función de las vías aéreas. “Existe un mecanismo llamado ‘eje intestino-pulmón’ que participa de la actividad bacteriana del intestino y libera moléculas (metabolitos) que finalmente impactan en la función pulmonar”, señala.
En esta línea, su laboratorio ha realizado experimentos prometedores con modelos animales de asma. Al darles metabolitos en el agua, los ratones asmáticos tienen una notable mejoría, lo que sugiere una conexión profunda entre la salud intestinal y la respiratoria. “Los resultados son evidentes. Vamos a hacer secuenciación genómica del epitelio de las vías aéreas para ver qué cambió y de esa manera llegar a una respuesta”, adelanta el académico.
El Dr. Flores y su equipo también están abordando la fibrosis quística, la enfermedad genética más común de los seres humanos, que afecta principalmente los pulmones. En esta patología, la acumulación de mucosidad espesa en las vías respiratorias conduce a infecciones recurrentes y cicatrización fibrótica, lo que eventualmente deviene en la pérdida de funcionalidad del pulmón y la necesidad de un trasplante. Si bien existe una terapia efectiva para el 90% de los pacientes, hay un 10% restante que carece de opciones.
Apuntando hacia una nueva terapia génica, el enfoque del Dr. Flores es mantener las vías respiratorias limpias al corregir la acidez causada por la falta de bicarbonato en las mucinas. Su equipo utiliza un sistema de transporte que mueve lactato en lugar de bicarbonato, alcalinizando así las vías aéreas. Los resultados en modelos experimentales han demostrado mejoras significativas, lo que podría llevar al desarrollo de un inhalador que pueda ayudar a las personas con fibrosis quística y otras afecciones respiratorias a mantener sus vías respiratorias limpias y funcionando correctamente.
Otro de los focos de la investigación del Dr. Flores son tipos de células epiteliales muy escasas, que constituyen menos del 1% del total de todas las células del epitelio respiratorio, pero que tienen funciones muy importantes al ser capaces de orquestar respuestas donde involucran a todo el resto.
Entre ellas, destaca una llamada “brush”, que se especializa en la vigilancia inmunológica. Esta célula, ubicada en la tráquea, juega un papel decisivo en la detección y respuesta a microorganismos potencialmente dañinos, gatillando una rápida respuesta inmunológica para eliminar amenazas. El Dr. Flores y su equipo están investigando cómo estas células poco comunes guían respuestas en el tejido circundante y cómo esto puede afectar la salud respiratoria en general.
En suma, el trabajo del Dr. Carlos Flores no sólo destaca la importancia de comprender la complejidad del cuerpo humano a nivel microscópico, sino también cómo las interacciones entre diferentes sistemas pueden desencadenar efectos significativos en la salud y la enfermedad. Sus investigaciones en el campo de la biota intestinal y su impacto en la salud respiratoria amplían la perspectiva de que, mucho más que la suma de sus partes, el cuerpo humano es una intrincada red de comunicación y colaboración.