Todos quienes vienen a formarse a la universidad buscan una ciencia y un arte (técnica) que, una vez finalizado el camino, las instituciones avalan otorgando un título profesional. ¿Por qué puede hacerlo? Porque la ciencia es verificable por el saber y la técnica asociada a esa ciencia, siendo de carácter transeúnte, se comprueba por el saber realizar algo bien.
El Proyecto Educativo de la Universidad San Sebastián (USS), forma en estas dos dimensiones, pero además se hace cargo de un desafío insoslayable en la actualidad: la intención y preocupación por formar buenas personas.
En ese sentido, ¿puede garantizar la universidad la formación de una buena persona? De ninguna manera. Quien prometiera tal cosa ignoraría completamente lo que es la vida de los seres humanos.
No hay fuerza humana que pueda determinar la libertad de otro en una dirección. Sin embargo, es una obligación y una posibilidad de la Universidad disponer de todos los medios a su alcance para iniciar un proceso, de manera que una persona pueda hacer dentro de esta casa de estudios, un verdadero descubrimiento del sentido de la vida humana que le comprometa y entusiasme, ofreciendo un espacio que le ayude en el camino de ir consolidando una libertad madura y responsable.
Por eso la USS vela por el cuidado y el cultivo, en todas las dimensiones en que se desarrolla la vida universitaria, de los hábitos, no solo de la ciencia y el arte, sino naturalmente el cultivo de la sabiduría, la prudencia, la justicia, la fortaleza y la temperancia, propias de un ser humano auténticamente humanizado y que ha vigorizado sus potencias al máximo. Es por esto que, en nuestro escudo se encuentran las palabras razón, verdad y virtud.
En ese camino el maestro, como todos sabemos, no es la causa eficiente en la adquisición de la virtud intelectual o moral, frente a esta última, la causa ejemplar resulta determinante, aun sin ser eficiente. Los jóvenes, tal vez más que nunca hoy, necesitan testimonio de la Verdad, el Bien y la Belleza. Un testimonio de ideales altos, grandes, que entusiasme y dilaten el corazón de cara al futuro.
Quien da testimonio no se presenta como modelo, sino como quien, con conciencia de su imperfección, va hacia delante en un camino difícil, con la esperanza del que sabe que el ser humano solo se realiza plenamente a sí mismo mediante la sincera donación de sí a los demás. En ese sentido, todos quienes conformamos la comunidad universitaria somos indispensables en el camino que ofrecemos a nuestros estudiantes para abrirles un mañana que puedan vivir con valentía, alegría y entrega.
A eso llamamos Formación Integral: a la síntesis de la formación disciplinar, que procura la adquisición de la ciencia y el arte (la técnica propia de cada disciplina) y la formación general que apunta a posibilitar una visión de conjunto que permite ver la vida teniendo como centro la dignidad de la persona en una actitud de donación personal. Ello, junto a todos los espacios extracurriculares, permiten el despliegue y cultivo de todos los talentos de nuestros alumnos; todo ello en un clima de estudio, alegría, rigor académico (excelencia) y esperanza en lo que está por venir.
Klaus Droste
Decano Facultad Psicología y Humanidades
Universidad San Sebastián