Solo el ciervo está catalogado como especie en peligro de extinción, sin embargo, el cóndor también ve amenazada su conservación por motivos como la destrucción de su hábitat, lo que reduce las zonas donde puede obtener alimento.
Son parte de nuestro escudo nacional, lo que transforma al huemul y al cóndor en emblemas de la fauna chilena. Ante la creciente crisis medioambiental que enfrenta el planeta, ¿qué peligros corren de desaparecer? Juana Correa, doctora en Ciencias Silvoagropecuarias y Veterinarias e investigadora de la Facultad de Ciencias de la Naturaleza de la USS, explica que periódicamente el Ministerio del Medio Ambiente evalúa diversas especies para analizar su estado de conservación.
Este ciervo está en una situación más vulnerable y se considera en peligro de extinción. El escenario es delicado principalmente en las regiones de Ñuble y Biobío, donde se presentan tamaños poblacionales muy bajos y, además, se encuentran muy aislados del resto de los huemules que habitan en el país.
“A esto se suman amenazas asociadas a distintas acciones antropogénicas en el ámbito de la infraestructura, que podrían destruir su hábitat. La interacción con el ganado, pues hay muchos animales productores que, al igual que el huemul, son herbívoros y potenciales transmisores de enfermedades en caso de no existir prácticas de ganadería adecuadas; además de la interacción con perros que pueden predar sobre este ciervo nativo”, detalla la especialista de la USS.
A diferencia del huemul, el cóndor habita a lo largo de todo Chile y en otras zonas de Sudamérica, lo que favorece su conservación. Pero, pese a que no está catalogado en peligro de extinción, sí está expuesto a factores que lo ponen en riesgo.
“Uno de ellos es la destrucción de su hábitat natural, lo que provoca que esta ave experimente la reducción de las zonas donde puede encontrar alimento, que es la carroña. En las últimas décadas ha dependido cada vez más del ganado doméstico para alimentarse”.
Juana Correa detalla que “lo fundamental es seguir avanzando en identificar los motivos que causan la reducción de estas poblaciones para que se continúen desarrollando políticas públicas para reducir las posibilidades de extinción. Por ejemplo, en el caso del huemul, trasladar animales de zonas más pobladas a aquellas donde han disminuido.”
También comenta que “es imprescindible la educación para que como ciudadanos contribuyamos a la protección de estas especies. Es primordial orientar a los niños que, muchas veces, son importantes actores de concientización para los adultos”.
La Universidad San Sebastián es parte de este compromiso. Gracias a un convenio con el SAG y SERNAPESCA, día a día académicos y estudiantes de Medicina Veterinaria trabajan en los Centros de Rehabilitación de Fauna Silvestre (CEREFAS) rescatando animales silvestres en peligro y rehabilitándolos con el propósito de reinsertarlos en su ambiente.