Así lo constató la Encuesta Tiempos de Pandemia: Una mirada a la familia en Chile, realizada por el Instituto de Estudios para la Familia de la U. San Sebastián.
Un fuerte impacto en la salud mental, el aprendizaje escolar y las relaciones familiares ha dejado la pandemia en el país, según lo recogió la Encuesta Tiempos de Pandemia: Una mirada a la familia en Chile, realizada a nivel país durante un mes, por el Instituto de Estudios para la Familia de la Universidad San Sebastián (USS).
Según el estudio, un 51% de los encuestados cree que “necesitaremos atenciones de salud mental o consejerías” tras la alerta sanitaria, lo que supone un nuevo desafío para el sistema de salud nacional y los profesionales del área. En tanto, un 35% considera que ellos necesitarán apoyo espiritual o de comunidades religiosas.
Para el director del Instituto de Estudios para la Familia USS, Mauricio Echeverría, “esta muestra permite advertir un gran agotamiento en las familias tras más de medio año en confinamiento. En particular, las madres y padres se sienten sobrepasados por la gran carga en el hogar: exceso laboral, tareas escolares de los hijos, aumento en tareas domésticas. La gran mayoría de ellos reconocen haber afrontado este periodo apoyados principalmente en la fortaleza de la misma familia y en su fe en Dios, mientras solo una minoría ha recurrido a servicios, programas comunitarios o apoyo profesional”.
Por su parte, el decano de la Facultad de Psicología de la U. San Sebastián, Klaus Droste, precisó que “la atención mental post pandemia sin duda representará todo un desafío para el sistema de salud nacional de concretarse efectivamente esta necesidad de apoyo. Ahora bien, es probable que aun cuando la percepción presente de necesidad de ayuda sea tal, justamente porque coinciden en un mismo momento el agotamiento arrastrado y la proyección de un futuro en muchos sentidos incierto y demandante, una vez que se retorne poco a poco a la normalidad, la sensación de necesidad de ayuda disminuya, justamente porque disminuye también la ansiedad en un contexto más equilibrado y de mayor control de las circunstancias, y la ayuda ya no resulta tan necesaria y urgente”.
La misma encuesta determinó que tres de cada cuatro encuestados pudo crear con facilidad un clima agradable con los adultos mayores y niños, niñas y adolescentes que viven en el hogar, mientras que un 57% sostiene que las relaciones entre los integrantes de la familia se habrían visto fortalecidas.
Asimismo, dos de cada tres familias han podido desarrollar nuevos espacios de diálogo durante el aislamiento social, y un 90 % han compartido durante las comidas.
En este punto, Echeverría destaca que “aunque la mitad de las familias han realizado juntos tareas domésticas y escolares, son muy pocas las que han dedicado tiempo en común a actividades recreativas, artísticas, ejercicio físico o incluso a ver televisión. Estos momentos de esparcimiento en familia, que podrían servir de alivio al estrés general, casi no han sido -o no han podido ser- aprovechados”.
Finalmente, el mismo estudio determinó que tres de cada cuatro consultados opinan que los niños, niñas y adolescentes necesitarán un apoyo extra en los estudios tras la pandemia, lo que se transforma en todo un desafío para las instituciones educativas. Esto, a pesar de que las familias se manifiestan conformes con la comunicación que han tenido con la escuela en este tiempo.
La Encuesta Tiempos de Pandemia: Una mirada a la familia en Chile se aplicó a 1.787 personas mayores de 18 años de distinto sexo, entre el 11 de septiembre y 4 de octubre de 2020 en comunas de todas las regiones del país que vivían distintas etapas de confinamiento.