A horas de conmemorar el Día Mundial del Agua, las cifras son poco alentadoras. Según Naciones Unidas (ONU), 1,4 millones de personas mueren anualmente y 74 millones verán acortada su vida a causa de enfermedades relacionadas con falta de servicio de saneamiento. Como si fuera poco, una de cada 4 personas (2000 millones) en todo el planeta carece de agua potable y se prevé que la demanda mundial de este recurso aumente en 55% para 2050.
En este escenario, la Huella Hídrica toma fuerza. Katherine Brintrup, directora de la Escuela de Energía y Sustentabilidad Ambiental, la explica como el agua captada desde un acuífero fuente y que, posteriormente, se emplea para la generación de un producto, pero que no retorna al mismo acuífero. En simple: “La llamada huella hídrica personal, representa el agua necesaria para satisfacer las necesidades de una persona de forma directa o indirecta”, señala.
¿Su relevancia? “Es necesario conocerla, porque las personas deben tomar conciencia sobre el impacto en el uso del agua y tomar decisiones que propendan a una menor huella hídrica”, agrega.
La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) asegura que los alimentos que consume a diario una persona equivalen al uso de entre 2.000 y 5.000 litros de agua para su producción. “La agricultura representa casi el 70% de todas las extracciones de agua y hasta el 95 % en algunos países en desarrollo”, informó el organismo internacional.
Según la consultora Water Footprint Network, para producir un kilo de lentejas sólo se necesitan 1.250 litros de agua frente a los 13.000 que requiere la misma cantidad de carne de vacuno. “Es importante educarnos para reducir nuestra huella personal y así tomamos conciencia de la importancia del recurso hídrico (…) Y como ciudadanos exigir el fortalecimiento de las instituciones que resguardan”, precisa la académica.
Variados son los proyectos y actividades que la Universidad San Sebastián, a través de diversas Facultades, carreras y unidades, desarrolla junto a la comunidad para potenciar el buen uso hídrico. Algunas de las iniciativas son:
La académica Tatiana Celume, investigadora de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, es parte de un nuevo proyecto Anillo que aborda la crisis hídrica bajo un enfoque interdisciplinar, articulando sociología, ciencias jurídicas, antropología y ciencias ambientales.
El objetivo principal es proponer modelos colaborativos de gobernanza del agua para abordar la crisis hídrica en tres territorios hidro-sociales impactados por la mega-sequía en la zona centro-sur: Aconcagua, en la región de Valparaíso; Maule, en la región del Maule; y Toltén, en la Araucanía. “La naturaleza compleja, multidimensional de esta crisis exige un enfoque interdisciplinario para su estudio, en el que las ciencias sociales juegan un papel central”, detalla.
El uso eficiente del agua es una tendencia que se verá en el diplomado, a través de análisis de casos internacionales. “Por ejemplo, aquellos en que el agua consumida por un alojamiento se recicla, se recupera y se devuelve a jardines o parques aledaños. Hoy un alojamiento turístico tiene que ser partícipe de la recuperación del medio ambiente y no solamente un lugar donde se prestan servicios y se consumen recursos”, apunta Pablo Ramírez, director del programa.
Iniciativa de Vinculación con el Medio impulsada en la sede De la Patagonia, que surge debido a la creciente preocupación por la condición ambiental del Lago Llanquihue. Su propósito es convertir a este lago en un modelo de gestión de cuerpos lacustres de clase mundial en materia de conservación, ciencia aplicada, tecnología y educación ambiental, en equilibrio con el desarrollo sostenible del territorio y las comunidades.
El proyecto Escuela APR, de la Facultad de Ingeniería, Arquitectura y Diseño (FIAD), trabaja mancomunadamente con las municipalidades de El Monte, Alhué y San Pedro ¿Su propósito? Impulsar nuevas competencias entre los Comités de Agua Potable Rural (APR) en medio del cambio climático, escasez hídrica y cambio normativo, con el propósito de mejorar los servicios sanitarios de las localidades rurales.
Son varios los estudiantes que participan en proyectos relacionados al manejo del agua en las diferentes sedes de la Universidad.
“El tiempo que llevo trabajando en proyectos VcM sobre agua potable rural y monitoreos del Lago Llanquihue me ha permitido darme cuenta de la importancia de sensibilizar a las localidades rurales para cuidar este recurso, que es primordial para la agricultura y ganadería. Nuestra labor es entregar herramientas a las comunidades para cuidar de ese recurso con nuevas metodologías”.
“En muchos alojamientos no existen medidas para promover el uso racional del agua; tampoco tienen implementado un sistema adecuado de grifería ni mecanismos de reciclaje. Este proyecto es una herramienta de ayuda para el cambio climático, podemos educar a las personas a través de nuestro trabajo”.
“Gracias a este proyecto tengo mayor conciencia sobre el cuidado del agua. En la ciudad somos afortunados de tener acceso al agua potable, sin embargo, en el desarrollo de mi investigación de Magíster, pude darme cuenta de lo difícil que es conseguir el abastecimiento y saneamiento de este recurso en los sectores rurales. La cooperación hacia el mundo rural debe estar muy presente”.
“El hecho de poder realizar estos proyectos hidráulicos junto a la Universidad nos demuestra cómo conseguir ser un aporte y nos va integrando a todos, ya que, comprendiendo la problemática de primera mano, vamos concientizando sobre el uso del agua como recurso natural muy esencial”.
“El suministro de agua potable en zonas rurales es un tema difícil de abordar, ya que cada comunidad lo administra de acuerdo con lo que cree correcto, sin embargo, el fin es el mismo para todos: entregar agua a la gente. Hay zonas en donde hay agua para abastecer de sobra, como también hay lugares en donde no alcanza y debe racionarse. debemos poner en práctica el cuidado y buen uso de esta”.