Llena de símbolos que escapan al ojo inexperto, la iglesia Nuestra Señora de la Victoria ubicada en el Campus Bellavista cumple un siglo de vida en 2022. Carlos Maillet, director de la Licenciatura en Arte y Conservación del Patrimonio, hace un recorrido histórico por los hitos que han marcado al edificio.
Mucho antes de la fundación de la Universidad San Sebastián en Concepción y de su llegada a Santiago, la Iglesia Nuestra Señora de la Victoria era un punto de referencia en la capital. “En los años 70 y 80 era difícil ver una cúpula larga, este edificio con su campanario debe haber sido muy importante en este sector”, dice Carlos Maillet, el director de la nueva Licenciatura en Arte y Conservación del Patrimonio USS.
Su arquitecto, Eugenio Joannon Crozier se dedicó a la arquitectura religiosa a fin del siglo XIX y principios del XX. “Fue de los primeros arquitectos con mucha capacidad de ingeniería, en trabajar con el hormigón armado o albañilería reforzada”, señala Maillet.
Originalmente, la Iglesia Nuestra Señora de la Victoria perteneció a la Orden de las Hermanas Pobres de Santa Clara: las monjas clarisas. En esa época, el barrio se conocía como La Chimba y en su entorno habitaban mayormente personas en riesgo social.
“En una sociedad mucho más religiosa, seguramente la gente hacia comunidad en torno a esta iglesia. Era un punto de encuentro entre los dos lados del río: los barrios más periféricos y los más acomodados. Además, en esos años se construía el Museo Bellas Artes y la Biblioteca Nacional, es decir, había un impulso del Estado por construir edificios públicos relevantes y también un impulso de la Iglesia”.
En el año 1975 el edificio pasó a ser parte del Liceo Alemán y más tarde, en 2010, la Universidad San Sebastián instaló el Campus Bellavista en los mismos terrenos, iniciando la restauración de la iglesia que había sufrido daños tras los terremotos de 1985 y 2010.
“En el siglo XIX hubo un “revival” de lo que era el gótico y el romántico. Esta iglesia es una mezcla: el románico tenía los arcos de medio punto; el gótico tenía las ojivas, los arbotantes, los vitrales, la luz”, explica el director de la licenciatura USS y agrega: “Pero tiene particularidades, como que los vitrales son de un taller Atalier Floss, francés y se nota que son de una talla bien particular”.
Además, los seis arcos de medio punto por cada nave lateral, en total 12 arcos, representan los 12 apóstoles. “Uno puede más o menos intuir que la lectura de los vitrales también tiene que ver con los apóstoles, están las llaves cruzadas típicas de San Pedro, las tablas de la ley, los mandamientos y una serie de virtudes que los apóstoles venían a cumplir con las 12 tribus de Israel del antiguo testamento”, explica Maillet.
Otro ejemplo de estos significados ocultos en la arquitectura de la iglesia son las baldosas: “El piso es súper importante en estas iglesias, porque en general uno cuando entra lo hace con una actitud de mirar hacia lo alto, pero también de mirar hacia abajo. Esas figuras en las baldosas tienen puntos de referencia simétricos y eso es un símbolo cristiano, que no hay principio ni fin”, explica el académico.
Y es que en la Iglesia Nuestra Señora de la Victoria hay un lenguaje eclesiástico y litúrgico fuertemente presente, que hoy en día pocos alcanzan a reconocer. “Cada cosa tenía su intención, no era azaroso. Por ejemplo, qué las iglesias se hacían orientadas hacia dónde sale el sol tiene que ver con el uso de la luz en el espacio, porque el sol del amanecer es mucho más brillante, pero a la vez también es simbólico, la luz de oriente es uno de los nombres de Cristo, Oriens”, dice Maillet.
La invitación que hace el académico a la comunidad USS es a que se acerquen a la iglesia para redescubrir el patrimonio, el pasado y la historia, así cada generación tendrá una visión distinta de este edificio centenario.