La vida de Klaus Droste transcurre entre los deberes académicos como decano de la Facultad de Psicología y Humanidades, como padre de familia y la música. Psicólogo, Doctor en Humanidades por la Universidad Abat Oliba CEU de Barcelona y con un postítulo en Fundamentación Filosófica en la Universidad de Los Andes, es además una apasionado de la música. Toca la batería, el piano y canta. Para la autoridad, la formación de un profesional -independientemente de la disciplina que ejerza-debe ser integral, no sólo debe centrarse en el conocimiento técnico, sino en el desarrollo armónico y de forma coherente de todas las dimensiones del ser humano.
-¿Cuál es el principal valor que la Universidad busca transmitir a sus estudiantes?
El principal valor que la Universidad busca transmitir es uno muy universal y que está siempre en el centro de todo: La dignidad de la persona humana. Todas las ciencias, artes y disciplinas se ordenan a una sola cosa, que es el bien de la persona y su felicidad. Este es el principio articulador de todo el proyecto educativo.
-¿Cuál diría que es el valor diferencial de la USS en la formación humanista de los estudiantes?
Actualmente, hay una fuerte intención y mucho esfuerzo por conectar a nuestros estudiantes con la belleza, presente en la cultura, el arte, la literatura, la historia, la filosofía y la música, y que, con esto, hagan un descubrimiento o redescubrimiento de cosas sobre las que se ven frecuentemente privados en la vida escolar, y a veces en la familiar. En el fondo buscamos ponerlos en contacto con la belleza de las humanidades, y despertar en ellos nuevamente un asombro que impulse y vigorice el deseo de saber más.
-¿Existe un empobrecimiento cultural?
Sí, creo que hay un empobrecimiento de los contenidos que ha sido progresivo, y que va de la mano del empobrecimiento cultural. Hoy los programas de estudio se han enfocado, más bien, en la obtención de resultados para después garantizar un oficio, que permita insertarse en el dinamismo del progreso, pero con una visión muy parcial de lo que un auténtico progreso significa, perdiendo de vista la necesidad que tienen las personas de enterarse de cosas que van más allá de una habilidad o un resultado particular, y que resultan ser un factor humanizador muy importante.
-¿Es esa entonces la importancia de incluir las humanidades dentro de la formación de los futuros profesionales USS?
Me parece ineludible y urgente. La gracia de la vida universitaria es que apunta hacia una síntesis global de la realidad que permite entender cuál es el llamado o misión que cada uno tiene mediante lo que ha recibido en la formación, para luego, ponerse al servicio de los demás, aportando a la cultura.
El término cultura viene de cultivo, y este cultivo es común. Es muy relevante que cada uno pueda preguntarse en algún momento, ¿Qué es lo que va a beneficiarnos a todos? Eso no se enseña en una disciplina en particular, sino que es un enriquecimiento que se obtiene a través de distintos saberes. Que se unen a uno que los trascienden a todos y que conecta con las respuestas a las preguntas fundamentales como, por ejemplo: ¿Quién soy? ¿Por qué vale la pena vivir? ¿En qué consiste realmente una vida feliz? ¿Qué sentido tiene la vida o qué significa la vida en comunidad? Para ello se necesita una reflexión más amplia, por lo cual existe una urgencia de conectar a los jóvenes con la belleza que desentume el deseo de saber algo más profundo, más denso, más sólido, más verdadero y atractivo, que brinde un cimiento a la vida y la oriente de modo definitivo, que vaya saciando en ellos el deseo de saber, pero de saberlo todo, no una sola cosa en específico para lograr un resultado parcial y momentáneo.
-¿Cómo ha sido la recepción de los estudiantes?
Las temáticas humanistas en general conectan muy vitalmente y dan mucha alegría, y cuando estas cosas se presentan de modo amable, despiertan el asombro por la belleza de las cosas y esa belleza atrae hacia ese anhelo de un saber muy profundo que ilumina la propia vida y la sigue alegrando y animando. Entonces hemos tenido siempre una buena recepción, ya que, además, procuramos hacerlo en formatos accesible al joven de hoy, que tiene muy frecuentemente disminuida su capacidad de atención, sus sentidos muy estimulados y una imaginación muchas veces desbordada.