Conoce la misión de País Humanista

País Humanista es un centro dedicado a promover y fomentar el humanismo en sus múltiples dimensiones. Se posiciona como un espacio intelectual y de reflexión donde convergen distintas ideas y que busca inspirar cambios positivos en la sociedad mediante la educación, la investigación y el diálogo. En palabras de su director, Cristián Warnken, su propósito es “alentar la esperanza en tiempos de desánimo o catastrofismos” e invita a  caminar juntos “impidiendo que esa luz frágil  pero poderosa de lo humano se apague”, señala.

País Humanista nace de la convicción de que las Humanidades no son un adorno ni un lujo sino que han sido un fundamento de las distintas culturas y civilizaciones.  Y, yo agregaría  una reserva de humanidad, para que el mundo que vivimos sea un mundo más habitable y con más sentido. Frente a los nihilismos que nos acosan y a veces destruyen, el pensar meditativo (el corazón de las Humanidades) es un antídoto para los excesos de un pensar calculante desmesurado (el viejo pecado de la Hybris del que hablaban los griegos). Pero también, hay que decirlo, de las desviaciones nacidas dentro del propio humanismo y que han degradado en intolerancia, fanatismo y cancelación.

Sí, porque hemos visto a las Humanidades en este último tiempo, secuestradas por nuevas inquisiciones que nos han confinado en las peligrosas cavernas de la unanimidad.  Cavernas en la que ni siquiera se ven las sombras de lo inteligible sino nuevos oscurantismos en todo su esplendor. En País Humanista, en cambio, queremos que haya espacio para los claroscuros, incluso para las penumbras del misterio y ojalá la luz de la razón, tan escasa en estos días. Y, sobre todo para la luz del hombre-de la que habla el poeta Barquero- esa luz con la que ilumina sus propios actos cotidianos, el mundo en el que habita y su propia interioridad. Esa luz que las Humanidades deben preservar y transmitir de generación en generación para alumbrarnos en momentos de incertidumbre o de zozobra.

No es la luz que encandila, la de grandes focos sino más bien la luz de una pequeña lámpara o vela que encendemos en plena noche casi a ras de suelo, cuando nos creíamos perdidos. Y el fulgor de la belleza,  y la luz de un rostro único e irrepetible que nos invita en una mirada al viaje más infinito de todos. Es una luz  que esplende en los poemas, la filosofía, las historias que nos contamos reunidos en torno a la fogata común. Por eso, creemos que es tiempo de escuchar a los filósofos, a los poetas, a los narradores, a los historiadores, más que a los inquisidores que hoy abundan y entenebrecen el mundo.

La luz de esa fogata donde nacen los relatos que nos unen, no debe apagarse. Sobre todo cuando ha surgido la tentación de  otra luz, una luz artificial que hoy encandila a muchos. Es la Inteligencia Artificial que no hay que demonizar pero tampoco divinizar. Nuestro invitado, José María Lasalle habla del peligro de un nihilismo digital, que consiste en un desarrollo vertiginoso de la Inteligencia Artificial sin reflexión ética, sin límites, sin un sentido final nacido de una reflexión colectiva a la que las Humanidades pueden aportar mucho.

A veces sentimos que el desierto avanza, no el maravilloso desierto del norte de nuestro país, sino el desierto del sin sentido. “!El desierto avanza, ay del que en su alma alberga desiertos!”-advirtía Federico Nietzsche hace más de un siglo. Y por eso es tan importante que surjan pequeños oasis como éste, donde buscar refugio, donde ir a buscar agua, donde volver a nutrirse de las fuentes y donde explorar nuevas fuentes, para seguir caminando hacia el País Humanista.

Nacemos en una Universidad que tiene vocación humanista en su origen y esa convicción humanista era una preocupación de su mentor y presidente de la Junta Directiva, Luis Cordero, quien acaba de partir… Esperamos estar a la altura de ese legado y trabajar conjuntamente con las variadas iniciativas humanistas que alberga la Universidad San Sebastián (a través del Laboratorio de Humanidades,  la Escuela de Humanidades de la Facultad de Psicología y Humanidades, Ceuss, programa formación integral, Instituto de Historia e Instituto de Filosofía , entre otros). Pero también  en diálogo con las otras disciplinas -las ciencias, el derecho, la arquitectura, por nombrar algunas- y con otros centros humanistas de otras universidades de nuestro país.

Mientras en muchas universidades, se están cerrando espacios para las Humanidades, nos alegra de que aquí se esté apostando por ellas. Desde este País Humanista de la USS queremos aportar un grano de arena, mejor diría unas semillas para que en nuestros país florezca más y mejor diálogo,  más reflexión, mejor educación, mejor política,  más humanidad, más humanidades.  Sembrar para que-como sucede casi milagrosamente en el norte de nuestro país, el desierto florezca. Somos  un grupo de caminantes que  buscamos como tantas personas que hoy se sienten huérfanas,  un claro en el bosque, un desierto florido. Y por eso nos ponemos a caminar.

Aquí me acompañan Cecilia Morán, Sergio Muñoz, Roberto Ampuero, Gonzalo Arenas, Cristián de la Maza, Víctor Berríos y Guillermo Tobar con quienes hemos pensado este centro. También Isabel Ossa, que será la editora de la revista País Humanista… Venimos desde distintas disciplinas y sensibilidades (literatura, historia, pensamiento político) y descubrimos que nos une la pasión humanista. No entendemos la pasión humanista como una pasión cerrada en sí misma sino dialogante con la ciencia, la técnica, la política, la educación.

Suscribimos la declaración de ese ilustre venezolano, Andrés Bello,  que en su discurso de asunción como rector de la Universidad de Chile afirmó que “todas las verdades se tocan”. ¿Qué somos? Somos un espacio de reflexión y de acción, donde queremos que las verdades se toquen,  que a través de sus distintos proyectos buscará participar de la conversación sobre los problemas que nos duelen como país y como mundo contemporáneo. Hacernos cargo de esos dolores pensándolos, no dejándolos escondidos o escamoteados, sacándolos a la luz, problematizándolos.

No somos los únicos ni pretendemos serlo y la tarea es muy vasta: Nuestro mundo necesita una variada resistencia humanista, lo más variada posible.. .Dije Resistencia. Que no suene a una declaración altisonante y vacía:  Existir es resistir, pensar es resistir, sentir es resistir. Resistir los nihilismos, la intolerancia, la desmesura, el sin sentido. Pero resistir no es atrincherarse, sino dar un salto hacia los otros y hacia lo otro. Los invitamos a participar de este País Humanista que estamos recién dibujando. “Hay que alentar la esperanza”-dijo el filósofo chileno Jorge Millas en tiempos difíciles que parecían no tenían salida. Suscribimos ese imperativo del pensador de  alentar la esperanza en tiempos de desánimo o catastrofismos. Ayudar a construir la esperanza de un Humanismo consciente de sus derechos pero también de sus deberes . Caminemos juntos impidiendo que esa luz frágil  pero poderosa de lo humano se apague. A la desesperanza y el nihilismo respondamos con más Humanidades, que es lo mismo  que decir Esperanza. Suscribimos lo que dijera ese  gran resistente y  poeta de la Provenza francesa francés René Char: “Ante el derrumbamiento de las pruebas, el poeta responde con una salva al porvenir”.

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