Académica de Nutrición y Dietética de la Universidad San Sebastián, Fabiola Fuentealba, sugiere la utilización de aceites para freír, ya que tienen una mayor estabilidad para soportar las altas temperaturas.
El precio del aceite vegetal se fue a las nubes y con ello, también parte de la economía de los hogares. Ni hablar de los locales dedicados a la venta de productos fritos. Por eso, la tentación de reutilizar el aceite para abaratar costos es grande.
Los lípidos tienen funciones esenciales en la nutrición humana y son imprescindibles para la realización de todas las funciones vitales, aportando entre un 20 y 30% de las necesidades diarias de energía de un adulto. Sin embargo, no es recomendable usarlo varias veces, ya que como señala la académica de Vinculación con el Medio de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad San Sebastián, Fabiola Fuentealba, “diversos estudios alertan sobre las consecuencias de reutilizar los aceites, ya que la exposición reiterada a altas temperaturas generan sustancias tóxicas asociadas a varios tipos de cáncer y a la formación de radicales libres, que se relacionan con la aparición de tumores o de afecciones gastrointestinales”.
“Adicionalmente, la Organización Mundial de la Salud ha informado que las altas temperaturas sobre grasas y aceites dan lugar a reacciones químicas complejas que generan la aparición de sustancias como las dioxinas, asociadas a varios tipos de enfermedades que afectan al hígado, corazón, sistema inmunológico y reproductivo. Al freír, los alimentos no solo experimentan cambios deseables en sus características organolépticas como sabor, olor, color y textura, sino que también tienen efectos negativos para salud, como la producción de ciertos compuestos tóxicos generados en el proceso”, precisa la líder del Programa Territorial Hito Más Nutrición Más Vida.
En general, y producto del alza de los precios, se produce una tendencia a comprar aceites de menor precio, que en algunos casos se relaciona a una menor calidad. Como recomendación para frituras, la académica sugiere la utilización de “aceites para freír”, ya que tienen “una mayor estabilidad para soportar las altas temperaturas, disminuyendo la formación de compuestos tóxicos e idealmente no reutilizarlo”.
Y aunque resulte menos económico, Fabiola Fuentealba recalca la necesidad de utilizar “aceites de mejor calidad, ya que hay menor probabilidad de que produzcan radicales libres. Tampoco es conveniente usar mantecas, puesto que al ser sometidas a altas temperaturas generan mayor probabilidad de formación de estos radicales”.
Sin embargo, la recomendación de la académica es disminuir el consumo de alimentos fritos, con el consiguiente menor uso de aceite, y optar por otros métodos de cocción y preparaciones de los alimentos, como cocción disolvente (en agua), al vapor, plancha, parrilla u horno. “Con lo anterior, no solo contribuimos a optimizar nuestro presupuesto, sino además a alimentarnos de forma más saludable, consumiendo solo ocasionalmente frituras y con aceites de un solo uso”, apunta.