Primera chilena en subir el Everest es parte de la USS

La reconocida montañista Patricia Soto, que subió el Everest, se sumó como académica de Ingeniería en Gestión de Expediciones y Ecoturismo. “Siempre hay que dejar espacio para que la vida te sorprenda”, dice la deportista.

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Lejos de sentirse “la reina del mundo”, Patricia Soto se vio a sí misma como el ser más diminuto del planeta al alcanzar la cima del Everest. “Me sentí pequeña, mínima frente a todo lo que nos ofrece la naturaleza. Fue un golpe de humildad y agradecimiento”, dice la montañista al recordar la hazaña lograda en 2001, la que de paso la convirtió en la primera mujer chilena y sudamericana en ascender el monte asiático.

“El aire libre siempre ha sido mi mundo. Me siento cómoda, tranquila, feliz. La ciudad no es lo mío, me siento un tanto encerrada entre el cemento, pero entiendo que la vida también ocurre acá y los desafíos hay que afrontarlos en todos los frentes”, comenta. Y su actual hazaña es ser parte de la Universidad San Sebastián, tras sumarse al plantel académico de la carrera de Ingeniería en Gestión de Expediciones y Ecoturismo.

Es una tarea que me emociona y motiva muchísimo. Creo que vivimos de experiencias, y eso es lo que quiero transmitir a los estudiantes, y obviamente deseo nutrirme de las vivencias de ellos. Eso es lo que hace interesante la enseñanza”.

¿Cómo llegó al mundo del montañismo?

“La vida siempre te sorprende, siempre hay que dejar espacio para lo impredecible, y algo así ocurrió en mi caso. Tuve la fortuna de que mis papás siempre, pese a sus trabajos, se hacían el tiempo para salir de paseo, a conocer distintos lugares. Entonces poco a poco fue creciendo el interés por ese mundo. Estudié Trabajo Social y luego hice un Magister en Ciencias Políticas. También tenía las metas “tradicionales”, pero el gusto por el montañismo siguió creciendo. Y es un trabajo duro, que tiene sus costos”.

¿El poco tiempo para los demás es uno de ellos?

“Es un estilo de vida diferente. A mí me encanta dormir en carpa, moverme constantemente, y eso hace que estés lejos de los tuyos. No puedes llegar a casa todos los días. Estás en la montaña, entre rocas, dedicas mucho tiempo a esa actividad, desconectada (…) hay un desgaste físico y emocional. Hay que estar realmente preparado para subir una montaña. En algunos momentos estás con gente, porque es un trabajo en conjunto también. Hay un equipo grande que hace posible las cosas. A veces uno es solo la cara de la labor de muchos otros, pero también hay instantes en que estás solo”.

Pero finalmente todo tiene su recompensa…

“Tener la posibilidad de recorrer distintos lugares, conocer, darte cuenta de lo importante que es la naturaleza, en especial en los momentos que estamos viviendo, es algo mágico (…) Y eso es lo que quiero que sientan mis alumnos, junto con asumir la responsabilidad de protegerlos”.

¿Qué expectativas tiene tras su llegada a la USS?

“Siento que tengo algo que compartir, y que es más que decirle a mis alumnos lo que tienen o lo que no tienen que hacer. Me interesa conectarlos con esa gran profesora que es la naturaleza (…) La malla que tiene Ingeniería en Gestión de Expediciones y Ecoturismo es increíble, me gusta mucho. Aprenden desde mecánica a flora y fauna. Es bastante completa y tiene distintas especializaciones, lo que me atrajo desde el comienzo. Me gusta el enfoque que tiene y las herramientas que le están entregando a los estudiantes. Espero ser un aporte al equipo humano que está trabajando ahí”.

 

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