El pasado 7 de junio fue un día de reencuentros para Hugo Lavados Montes. Luego de cinco años, volvió a los pasillos del campus Bellavista de la USS, a su primera actividad pública como rector, un cargo que ocupó entre los años 2014 y 2018. Ahora regresa a la que “siento como mi universidad”, dijo a los asistentes de la conferencia en que se conmemoraron los 10 años de existencia del Informe de Deuda Morosa de USS-Equifax.
Fue una instancia especialmente significativa, ya que se trata de una alianza que se gestó cuando el entonces decano de la Facultad de Economía visualizó que podría ser un insumo relevante para el diseño de iniciativas y políticas públicas que contribuyeran a evitar el sobrendeudamiento.
Fue uno de los hitos que marcó su primer paso por la USS, junto con lograr en 2016 la primera acreditación institucional por 5 años por parte de la Comisión Nacional de Acreditación en un periodo en que se cimentó el crecimiento de la Institución. La recibió con 26 mil estudiantes y cuando terminó su periodo ya eran 35 mil. “Hoy somos una Universidad de más de 50 mil estudiantes”, dice en esta, su primera entrevista en el cargo.
-¿Cómo ha visto el crecimiento de la USS entre el 2018 y el 2023?
La Universidad San Sebastián –siempre lo señalaba en los años en que estuve en la USS– es un proyecto tremendamente exitoso. Cuantitativamente ha crecido, pero yo creo que hay ciertos elementos que se mantienen. Son aquellos que definen a un gran proyecto: lo que es la Universidad San Sebastián. Y eso, por cierto, es más permanente. En cinco años no puede cambiar en forma significativa.
-Este éxito no solo está en la cantidad de estudiantes que se matricula…
Está en el crecimiento en infraestructura, en el avance que hay en temas de investigación, de Vinculación con el Medio. Las sedes han tenido un crecimiento muy significativo. Vale la pena señalar que en Santiago solo lleva poco más de 15 años. Si uno mira los indicadores de crecimiento y complejidad, ha habido un avance muy notable.
Convencido de la importancia de que la presencia en regiones se constituye como un aporte valioso para el país, el rector Lavados insta a la comunidad a mirar hacia el futuro “con los pies muy puestos sobre la tierra para poder desarrollarnos con la calidad, con la excelencia que deseamos y siendo consistentes con nuestra vocación regional”.
-¿Cómo ve el aporte que hace la USS en cada una de sus sedes en el país?
Una universidad debe abordar temas nacionales. Desarrollar una vacuna específica es un tema nacional, puede servir para un niño en Arica, Puerto Montt o Coyhaique. Pero hay otros temas en que la naturaleza del problema que voy a tratar de enfrentar, de ayudar a resolver o de investigar es bastante específica de una región. Debe ser, por lo tanto, mirada en esa dimensión. La mirada centralista no va a servir para eso.
-¿Cómo se articula ese aporte desde cada una de las sedes en regiones, por ejemplo, a través de la Vinculación con el Medio?
Debe haber una mirada integrada de investigación, docencia de postgrado –sobre todo– y Vinculación con el Medio. Si a través de esta vinculación se sabe cuáles son los temas más significativos para la región, eso puede dar origen a los programas de investigación que, a su vez, también tienen que ser vistos, sobre todo –insisto– en programas de postgrado.
Eso es muy necesario de considerar. De lo contrario, no tiene mucho sentido estar en las regiones. Simplemente se transforma en un lugar donde solo se pueda captar alumnos y esa no es la idea de la Universidad San Sebastián, nunca lo ha sido.
Ingeniero comercial de la Universidad de Chile y Máster en Economía de Boston University, el rector Lavados llegó a ser ministro de Economía, además de desempeñarse como director de ProChile y superintendente de Valores y Seguros. Con una mente inquieta, por estos días, sus reflexiones sobre el quehacer universitario van ligadas a los desafíos que enfrenta el mundo moderno.
“Hay dos temas que han explotado en todo el mundo. Uno es la irrupción digital y el impacto que tiene en la educación el tema de la inteligencia artificial (AI). No puede esconderse la cabeza de eso: cómo se va a enfrentar”, dice. Y añade: “El problema del medioambiente, del calentamiento global, que hace cinco años también existía, era una tendencia de preocupación, pero tampoco había mostrado toda la fuerza y la necesidad que hoy percibimos de abordarlo”.
-¿Cómo la Universidad podría estar atenta a eso?
Son de desafíos de distinta naturaleza. Particularmente, en el caso de la IA y su expresión más gráfica, como el chat GPT, hay dos dimensiones. Una es si la Universidad puede aportar investigaciones, conocimiento y reflexión, desde el punto de vista filosófico, e incluso neuronal, en el caso de medicina u otras disciplinas. Por la situación de nuestro país no es fácil dada la distancia que existe con respecto a lo que es investigación en el mundo desarrollado. Pero, por cierto, hay que considerarlo. Otra dimensión, que es extremadamente compleja, es cómo estos avances están, de alguna manera, condicionando también lo que es el proceso de enseñanza-aprendizaje, y la misma investigación. Cómo participan dentro de la Universidad en sus actividades.
-¿En este escenario la formación ética toma más relevancia?
Sin duda, desde ese punto de vista, cada disciplina tiene sus principios deontológicos de los valores, de principios. Hay áreas que están más fuertemente en potenciales de mayor influencia. Eso no es suficiente. Como se dice en matemáticas, es condición necesaria, pero no suficiente. Hay que abordar la ética y tratar de que penetren los valores de la Universidad, como la virtud: lo que es bueno.
-¿Y el tema del medioambiente?
En muchas partes se está planteando que lo que tienen que hacer las instituciones de Educación Superior es incorporarlo dentro de sus currículos. No solo tener una asignatura que sea de cambio climático en una carrera, sino que incorporarlo de distintos modos y considerarlo.
-¿El rol de las universidades pasa a ser fundamental para enfrentar estos temas?
Una de las dificultades que hay en Chile es que durante muchos años las universidades se han visto unas a otras como competidoras, y solamente competidoras. Yo creo que para ciertas cosas y para que el sistema avance, también tienen que mirarse como colaboradoras. Debe ser necesariamente un rol colaborativo. Cada institución no puede cerrarse en sí misma para enfrentar estos temas que son comunes.