El director del Centro Basal Ciencia y Vida, profesor titular de la Facultad de Ingeniería, Arquitectura y Diseño, y director del Doctorado en Biología Computacional de la Universidad San Sebastián, participó en la conferencia conjunta del Centro de Control de Enfermedades (CDC), el Instituto Nacional de Salud (NIH), el Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas (NIAID) y la Universidad Mohammed Bin Rashid (MBRU) en Dubái: “Prioridades de Investigación y Salud Pública en la Región MENA: Lecciones de la Pandemia de COVID-19 y Preparación Futura”.
En esta entrevista, el Dr. Tomás Pérez-Acle ofrece una perspectiva sobre la necesidad de cooperación internacional, vigilancia epidemiológica, modelos matemáticos y comunicación efectiva para enfrentar futuras crisis sanitarias. Aborda las lecciones aprendidas de la pandemia de COVID-19 y una ambiciosa iniciativa en desarrollo que busca conformar un consorcio regional para mejorar la preparación y la respuesta rápida y coordinada ante estas emergencias.
La reunión tenía como objetivo relevar las lecciones aprendidas de COVID-19 y cómo a partir de ellas se pueden generar recomendaciones para mejorar la estrategia de preparación pandémica. Esto, en el entendido de que la pandemia por COVID-19 no es ni la primera ni tampoco será la última pandemia que nos toca enfrentar. La humanidad ha enfrentado pandemias desde hace muchos años y va a seguir enfrentándolas, particularmente en la situación que vivimos hoy día que ha sido descrita por algunos investigadores como el “pandemiceno”.
Es una analogía al “Antropoceno”, la era geológica en la cual el desarrollo tecnológico humano es capaz de cambiar el sistema terrestre. Aquí pasa algo parecido, lo que vemos es que cada vez hay una mayor influencia del ser humano en distintos ambientes. Hay una pérdida gigantesca de la biodiversidad y el cambio climático está cambiando la estructura biogeográfica del mundo. Un ejemplo claro de esto es el mosquito Aedes aegypti, que hace algunos años solo se encontraba en Isla de Pascua y de manera esporádica en el norte de Chile. Hoy en día, este mosquito ha llegado hasta la Región Metropolitana, e incluso a Canadá ha emitido alertas debido a su presencia. Este contexto del “pandemiceno” explica, entre otras cosas, por qué desde la aparición del VIH en 1980 hemos visto una emergencia cada vez más acelerada de nuevas pandemias.
Una de las lecciones más relevantes es la necesidad de cooperación internacional. Un virus que emerge en el mercado de Wuhan en noviembre de 2019, invade Europa en enero y llega a Chile en marzo, cruzando todo el mundo en cuestión de meses. La cooperación internacional se debe reforzar para que fluyan los datos y se eviten situaciones en las que los datos se retengan con fines políticos. Otro aprendizaje importante es el mantenimiento de una vigilancia activa y robusta, como el monitoreo de aguas servidas en aeropuertos, que permite detectar la presencia de nuevos patógenos. La iniciativa del Traveler Genomics Surveillance Program del CDC es un ejemplo de estos esfuerzos y nuestro Centro se está sumando al consorcio mundial de vigilancia genómica.
Para mejorar la preparación, es esencial tener mecanismos de vigilancia y análisis de datos efectivos. El “nowcasting” es una técnica que permite proyectar datos de testeo para comprender la situación actual de manera más precisa, en lugar de basarse en datos históricos. Además, es fundamental establecer vínculos de confianza entre científicos, autoridades y la ciudadanía para asegurar decisiones basadas en evidencia y una comunicación clara y efectiva. La confianza en los datos y la capacidad de comunicar proyecciones con claridad son vitales para gestionar la respuesta a las pandemias. En ese sentido, los modelos matemáticos son cruciales para entender la situación actual (“nowcasting”) y prever futuros escenarios (“forecasting”) con un cierto nivel de incertidumbre. Estos modelos ayudan a las autoridades a tomar decisiones informadas y a la ciudadanía a comprender la situación.
Uno de los mayores desafíos es contrarrestar la información falsa, que apela a las emociones básicas como el miedo y la rabia, y se difunde rápidamente. Es esencial proporcionar información veraz de manera emocionalmente resonante para competir con la desinformación. Para esto, debemos entender y adaptar nuestro lenguaje para que tanto las autoridades como la ciudadanía comprendan y utilicen la información adecuadamente. Los científicos debemos proporcionar a las autoridades la mejor evidencia posible y, al mismo tiempo, comprender que sus decisiones finales deben sopesar múltiples factores. Mantener canales de comunicación abiertos y de confianza es esencial, tal como comprender que, a la larga, las decisiones son políticas.
La próxima pandemia es una cuestión de “cuándo ocurrirá”, no de “si ocurrirá”. Actualmente enfrentamos una situación preocupante con la influenza aviar altamente patogénica (HPAI) H5N1, que si bien desde 2020 ha empezado a infectar mamíferos terrestres y acuáticos en todo el mundo, en marzo recién pasado, tenemos por primera vez registro de infecciones en vacas lecheras en granjas de 10 estados de USA. El nivel de infección es tal alto que 1 de cada 5 productos lácteos en este país contiene rastros del virus H5N1. Los análisis genómicos de muestras de vacas lecheras y de un trabajador infectado, señalan evidencias de adaptación a humanos en el virus de la HPAI, paso fundamental para la transmisión entre humanos. La preparación pandémica exige mantener sistemas de vigilancia robustos, flujo de datos y una producción rápida de vacunas. La colaboración internacional y la capacidad de respuesta rápida serán cruciales para enfrentar estos escenarios.
Nuestra iniciativa busca formar un consorcio a nivel regional que incluye ocho países de América Latina, más USA. Con la participación de más de 70 personas provenientes de centros de investigación, universidades y ministerios de salud de la región, presentamos un proyecto al CDC para crear un consorcio de innovación en analítica de brotes y modelamiento de enfermedades infecciosas. El objetivo es establecer una red de respuesta rápida y de preparación pandémica en la región, proyecto que ya cuenta con la aprobación del CDC. En la conferencia de Dubái presentamos las lecciones aprendidas durante la pandemia de COVID-19 en Chile, y como estas nos llevaron a formar el consorcio, recibiendo gran interés por parte de otras instituciones de la región MENA (Medio Oriente y Norte de África). La conformación de redes, y una red de redes, objetivo último del CDC, permitiría que la respuesta ante futuras pandemias sea más rápida, coordinada y efectiva, asegurando que la información fluya adecuadamente, permitiendo la toma de decisiones estarán basadas en la evidencia.