Los esfuerzos han sido intermitentes y desarticulados, carentes de orientación estratégica, evidenciando, por una parte, la ausencia de un instrumento de planificación que consolide, oriente y facilite la articulación entre los actores claves desde la región con el mundo, y con ello, interacciones sistemáticas en beneficio de la rentabilidad social y económica en la región y, por otra, la falta de una cultura colaborativa de cara al proceso de internacionalización regional que pueda amplificar los beneficios en el territorio.